miércoles, 30 de mayo de 2007

MARK RYDEN


Ryden es dueño de una iconografía personal. Rescata el universo paralelo que Lewis Carrol creó en “Alicia en el País de las Maravillas”, donde todo parece posible. Y sus pinturas, al óleo sobre tela, son un obsesivo amalgama de cultura kitsch, surrealismo, misticismo oriental, cuotas iguales de perversidad e inocencia, con recurrentes clichés nostálgicos. “Nací en 1963 y viví mi infancia rodeado de la música, el arte, los comics y las películas que mis hermanos consumían entonces”, declaró a la revista Nashe también artista, lo inició en el “arte adulto” a los ocho años, cuando dibujaba perros con los intestinos afuera.

Entre sus clientes, muchos de los cuales pagan más de 100 mil dólares por pinturas que nunca superan el metro cuadrado y hasta 20 mil por unas miniaturas de diez centímetros, también se cuenta a Chris Carter, el creador de la serie televisiva de culto “Los Expedientes X” y a Jane Fonda, la actriz que interpretó a Barbarella, una de las heroínas del pintor. Cada una de sus obras es una caja de Pandora de la que brota un sinnúmero de criaturas y objetos que Ryden colecciona en su casa-estudio en Castle Green, una mansión victoriana de 1899 ubicada en Sierra Madre, California.



En una aparente mezcla sin sentido de juguetes, instrumental médico, insectos y libros antiguos, la mayoría de sus pinturas están dominadas por niños de ojos grandes, de actitud inquietante y serena a la vez. Su repertorio de imágenes incluye símbolos del cristianismo ortodoxo, y personajes como Abraham Lincoln y Jesús; influencias de la Cábala, la práctica medieval de la alquimia; ideogramas japoneses y frases en ruso y latín. “Me interesa cómo la gente interpreta estas cosas. Si explicara a qué se debe la presencia de cada una, el arte perdería su misterio”, le dijo Ryden a la revista especializada Budding Artists.


Ryden estudió en la Escuela de Arte y Diseño de Pasadena, California. A mediados de los 80 comenzó a llamar la atención de los jóvenes seguidores de revistas como Juxtapoz la legendaria Rolling Stone y de los discos de sellos independientes como Sympathy donde aparecían sus ilustraciones. Después hizo la portada de la novela “Desperation”, de Stephen King; afiches de películas de Tim Burton; y el arte de tapa de discos de Red Hot Chilli Peppers y del famoso “Dangerous” de Michael Jackson. Incursionó en el arte oficial durante los 90 y alcanzó entonces mayor celebridad.

En sus más explícitas referencias a la cultura pop estadounidense, retrató a los angelicales Leonardo DiCaprio y Christina Ricci (la Merlina de Los locos Adams de Barry Sonnenfeld); míticas estrellas de rock como Jimmy Hendrix y Nirvana; hasta la muñeca Barbie y los Tele-tubbies. De no dedicarse al arte, Ryden asegura que hubiera elegido las matemáticas: “Amo los números”, dijo. No tiene tiempo para mirar televisión, en cambio lee al Dalai Lama y al físico Stephen Hawking, mientras continúa buscando objetos para su inspiración. Se rumorea que sólo se viste de estricto negro... ¡E, incluso, se alimenta con comida negra!

A los 41 años, Ryden elige el misterio para expresar su pasión. Mientras prepara la muestra retrospectiva de su obra para noviembre en el Frye Museum de Seattle, Estados Unidos, sigue fascinando con una fórmula secreta y bien guardada, cuyos detalles, dice, estarán guardados “bajo el cono del silencio”. Con la misma ironía que plasma en sus pinturas, varias veces declaró que no es autor de su obra: “Tengo que admitir que realmente no soy yo quien pinta estos cuadros; Magic Monkey (el Mono Mágico) lo hace. Viene a mi estudio tarde por las noches, cuando todo está en calma”, escribió en el catálogo de The Meat Show (El Show de la Carne), en 1998.


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